Marilyn Monroe es uno de los grandes mitos del siglo XX, y tal vez de toda la historia de la iconografía mundial. Pocas personas han significado tanto dentro del mundo del espectáculo, y probablemente, dado el cambio del star-system y de todo lo que rodea a las estrellas, pocas personas podrán alcanzar la relevancia visual que alcanzó la actriz norteamericana.
Aunque la imagen sensual ha sobrepasado cualquier otro perfil que pudiera tener, repasando alguno de los retratos que le hicieron a Marilyn, hemos podido encontrar otras facetas que han permanecido ocultas bajo ese imponente aspecto. Al menos, para el gran público. Y es que en los retratos en blanco y negro de Eve Arnold, aparece una Marilyn relajada, distendida, «convertida en mortal», pero sin perder un ápice de encanto y conservando su fotogenia. Y en el conocido retrato de Richard Avedon, nos asomamos a la estrella atormentada, triste y solitaria, que acabó terminando con su vida.
En contraste, en los retratos de Sam Shaw, un artesano de la fotografía, nos reencontramos con la imagen, con el icono, con el mito cinematográfico que decoraba las paredes de medio mundo. Aquí todo es lucimiento, brillantez y color, dentro de lo que debe ser una instantánea publicitaria y comercial.
© Ben Ross, 1953
© Elliott Erwitt, 1956
© Elliott Erwitt, 1956
© Cecil Beaton, 1956
© Sam Shaw, 1956
© Sam Shaw, 1962
© Richard Avedon, 1957
© Eve Arnold, 1960
© Eve Arnold, 1960
© Eve Arnold, 1961
© Milton Greene, 1962
© Sam Shaw, 1962
© Sam Shaw, 1962
© Bert Stern, 1962
WANT TO KNOW WHERE CAN I GET A SACK OF WOOL LIKE HAVING PUT ON THE PHOTO MARILYN MONROE, AND THICK WOOL IS TIME FOR SNOW